A continuación, algunas citas de dos libros de ficción politica/científica; "1984" de G. Orwell, y "Un mundo felíz" de A. Huxley.
Allí se producían periódicos que no contenían más que información deportiva, sucesos y astrología, noveluchas sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones sentimentales compuestas por medios exclusivamente mecánicos en una especie de caleidoscopio llamado «versificador».
—«1984», George Orwell
La cordura no depende de las estadísticas.
—Winston, en «1984», de George Orwell
Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad.
—Aldous Huxley, Prólogo de «Un Mundo Feliz»
Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales Estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. Pero sus métodos son toscos y acientíficos.
—Aldous Huxley, Prólogo de «Un Mundo Feliz»
Por el simple procedimiento de no mencionar ciertos temas (...), la propaganda totalitarista ha influido en la opinión de manera mucho más eficaz de lo que se hubiese conseguido mediante las más elocuentes denuncias y las más convincentes refutaciones lógicas.
—Aldous Huxley, Prólogo de «Un Mundo Feliz»
A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador hará bien en favorecer esta libertad, En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino.
—Aldous Huxley, Prólogo de «Un Mundo Feliz»
En el sexto día de la semana de Odio, después de los desfiles, discursos, gritos, cánticos, banderas, películas, figuras de cera, estruendo de trompetas y tambores, arrastrar de pies cansados, rechinar de tanques, zumbido de las escuadrillas aéreas, salvas de cañonazos..., después de seis días de todo esto, cuando el gran orgasmo político llegaba a su punto culminante y el odio general contra Eurasia era ya un delirio tan exacerbado que si la multitud hubiera podido apoderarse de los dos mil prisioneros de guerra eurasiáticos que habían sido ahorcados públicamente el última día de los festejos, los habría despedazado..., en ese momento precisamente se había anunciado que Oceanía no estaba en guerra con Eurasia. Oceanía luchaba ahora contra Asia Oriental. Eurasia era aliada.
Desde luego, no se reconoció que se hubiera producido ningún engaño. (...) Pero, inmediatamente, se produjo una tremenda conmoción. Las banderas, los carteles que decoraban la plaza estaban todos equivocados. Aquellos no eran los rostros del enemigo. ¡Sabotaje! ¡Los agentes de Goldstein eran los culpables! Hubo una fenomenal algarabía mientras todos se dedicaban a arrancar carteles y a romper banderas, pisoteando luego los trozos de papel y cartón roto. (...) Al minuto siguiente, la masa volvía a gritar su odio exactamente como antes. Sólo que el objetivo había cambiado.
—«1984», George Orwell
mientras tanto, el boicot al tomate(!?) fué un éxito.
... ya sé quien gana las elecciones.
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1 comentario:
No sé quién eres, tampoco me importa, pero me ha parecido curioso que hagas referencia a mis dos libros favoritos. En fin....supongo que te da completamente igual.
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